EL
CONSECUENCIALISMO
Consecuencialismo
es una postura mental en los terrenos de la moral —una posición que tiene como
base las consecuencias de las acciones para juzgar si esas acciones son buenas
o malas; todo de acuerdo a las siguientes reglas:
•
Una conducta es buena, si los efectos o consecuencias que tiene son buenos.
•
Una conducta es mala, si los efectos o consecuencias que tiene son malos.
Definición
de consecuencialismo
Todas las
teorías morales, las teorías sobre lo que deben hacer los individuos o las
instituciones, contienen al menos dos elementos diferentes.
Primero:
cada una de ellas presenta una noción de lo que es bueno o valioso, cada una de
ellas presenta una noción de qué propiedades debe desear las personas en
nuestros actos o en el mundo en general. Una teoría como el utilitarismo
clásico afirma que la única propiedad que importa es la de en qué medida gozan
de la felicidad los seres sensibles. Una teoría del derecho natural afirma que
la propiedad que importa es el cumplimiento de la ley de la naturaleza. Otras
diversas teorías proponen que lo que importa es la libertad humana, la
solidaridad social, el desarrollo autónomo de la naturaleza o una combinación
de estos rasgos, en ocasiones este primer componente de una teoría moral se
denomina una teoría del valor o una teoría del bien.
El segundo
elemento que supone toda teoría moral a menudo suele describirse de forma
paralela como una teoría de lo correcto. Es una concepción no sobre qué
propiedades son valiosas sino sobre lo que deberían hacer los individuos y las
instituciones para responder a las propiedades valiosas.
En función
de la idea que se adopte sobre esta cuestión, las teorías morales suelen
dividirse en dos tipos, las consecuencialistas y las no consecuencialistas, o
bien, por utilizar una terminología más antigua, las teleológicas y las no
teleológicas.
El
consecuencialismo es la concepción según la cual sean cuales sean los valores
que adopte un individuo o una institución, la respuesta adecuada a estos
valores consiste en fomentarlos. El individuo debe respetar los valores sólo en
tanto su respeto forma parte de su fomento, o bien es necesario para
fomentarlos.
Los
consecuencialistas consideran instrumental la relación entre valores y agentes:
se necesitan agentes para llevar a cabo aquellas acciones que tienen la
propiedad de fomentar un valor perseguido, incluso acciones que intuitivamente
dejan de respetarlo.
Dos
nociones: la de opción y la de un pronóstico asociado a una opción. El rasgo
definitorio de una opción es que es una posibilidad que el agente está en
situación de realizar o no. Sin embargo con frecuencia las opciones tienen
pronostico asociadas con las circunstancias en las que se pueden presentar, es
decir yo hago A si B se presenta.
Para los
consecuencialistas:
1. Todo pronóstico para una opción, tiene un
valor que está determinado, por las propiedades valiosas en él realizadas: determinado
por la medida en que es un mundo feliz, un mundo en el que se respeta la
libertad, un mundo en el que crece la naturaleza, y así sucesivamente para
diferentes propiedades valiosas; el valor determinado no será único, si el
valor de estas propiedades no esté fijada de manera única.
2. Toda opción, toda posibilidad que un
agente puede realizar o no, tiene un valor fijado por los valores de sus
pronósticos: su valor está en función de los valores de sus diferentes
pronósticos, está en función de los valores asociados a las diferentes formas
en que puede llevar a ser el mundo.
Supongamos
que el interés del agente es salvar la vida y que en las peores circunstancias
se presentan dos opciones: una le ofrece una probabilidad del cincuenta por
ciento de salvar cien vidas, y la otra la certeza de salvar cuarenta. En
igualdad de circunstancias —cosa que sucederá rara vez— este enfoque
favorecería la primera opción.
Tenemos
ahora una mejor idea de lo que dice el consecuencialista. El consecuencialista
afirma que la forma correcta de responder de un agente a cualesquiera valores
reconocidos consiste en fomentarlos: es decir, en cualquier elección se trata
de seleccionar la opción con pronósticos que significan que conviene apostar
por aquellos valores.
El
principal argumento contra el consecuencialismo
Probablemente,
a la vista de esta reserva, la acusación contra el consecuencialismo suele
reducirse a la tesis asociada de que no sólo permitiría la comisión de actos
terribles en circunstancias excepcionales sino que permitiría y en realidad
fomentaría el hábito general de contemplar semejantes actos: o si no de
contemplar activamente estos actos, al menos de tolerar la posibilidad de que
puedan ser necesarios. Para el consecuencialismo, se dice, no habría nada
impensable. No permitiría a los agentes admitir limitación alguna a lo que
pueden hacer, tanto limitaciones asociadas a los derechos de los demás en
cuanto agentes independientes como limitaciones asociadas a las exigencias de
aquellos que se relacionan con ellos en calidad de amigos o familiares.
La idea
que subyace a esta acusación es que cualquier teoría moral consecuencialista
exige a los agentes cambiar sus hábitos de deliberación de manera objetable. Las
personas —se dice— tendrán que calcular cada elección, identificando los
diferentes pronósticos para cada opción, el valor asociado a cada pronóstico y
el resultado de aquellos diversos valores para el valor de la opción. Con ello
no podrán reconocer los derechos de los demás como consideraciones que deben
limitarles independientemente de las consecuencias; serán incapaces de
reconocer las exigencias especiales de las personas más allegadas a ellos,
exigencias que normalmente no son susceptibles de cálculo; y serán incapaces de
establecer distinciones entre opciones permisibles, opciones obligatorias y
opciones de carácter supererogatorio. Se convertirán en ordenadores morales,
insensibles a todos estos matices.